Salobreña (Granada), 22 de julio de 2017.
En una preciosa terraza con vistas al mar me dispongo a dar inicio a este nuevo blog. Se trata de un diario (ese fue el primer uso que se le dio a los blogs), solo que en este caso, el diario no es mío. Se trata de un diario muy especial que me cautivó cuando lo leí por primera vez, hará unos 13 años, y desde entonces no ha dejado de acompañarme.
Los que me conocen ya saben de mi necesidad por comunicar cosas, especialmente aquellas que me gustan (que son tantas......). Desde mi perspectiva es algo que se ha hecho consustancial a mi día a día, siendo muy difícil que pasen varios días sin que publique algo en mis varios blogs; y uno de mis capítulos pendientes era el diario de Gabriela Bossis, tan intenso y directamente dirigido a nuestras vidas, a la de cada uno de sus lectores, que merecía de por sí un blog exclusivo. Pero aquí se hace necesaria una introducción, cometido de toda esta entrada. Vamos a ello.
¿QUIÉN ES GABRIELA BOSSIS?
En algunos sitios han descrito a Gabriela Bossis como mística y actriz, simplificando, tal vez demasiado, lo que esta señora fue, y dejando al margen la connotación más importante: ante todo Gabriela Bossis fue amiga íntima de Jesús de Nazaret, y procuró en su vida terrena vivir de la mejor manera posible esa estrecha unión con Dios. Sin embargo fueron esas dotes artísticas y su vida ajetreada y viajera, cosmopolita y soñadora, lo que más me atrajo a la hora de sumergirme es este diario tan especial.
Doy por hecho que algunos de los que lleguen a este blog ya saben quién fue esta dama nacida en Francia y que vivió la mayor parte de su vida en los avatares diarios de la Europa de mitad del siglo XX. Fue dotada con un don especial mediante el cual podía percibir de forma sensible la Voz de Cristo, el cual le encargó que fuese poniendo por escrito las conversaciones que mantuvieron en sus últimos años de vida. Os dejo un enlace a otro de mis blogs en el que podéis encontrar una información mucho más detallada (aquí).
EL OBJETIVO DE ESTE BLOG
El fin de este blog es ofrecer una lectura sosegada del diario, con apuntes y comentarios personales, y ofreciendo la posibilidad de intervención del lector a través de los comentarios que se quieran enviar.
Para ello, transcribiremos el diario en el mismo orden cronológico y haciendo coincidir los días de publicación de las entradas con el calendario real. Así, la primera entrada sobre el diario se publicará el día 22 de agosto de 2017, coincidiendo con el inicio de este diario tan especial (previamente haremos algunas publicaciones con los interesantes prólogos que acompañaron a las primeras ediciones). La siguiente entrada del diario se publicará el día 23, al igual que la fecha que consta en "Él y yo". De esta forma iremos cubriendo las fechas en el mismo orden y año por año, lo que quiere decir que, si Dios así lo permite, la última entrada de este diario se publicará el 22 de mayo del 2031.
SOBRE LAS APROBACIONES ECLESIÁSTICAS
En medio de un torbellino de visionarios y apariciones no probadas, concedo especial importancia a la opinión de la Iglesia Católica respecto a cualquiera de estos peculiares eventos, tanto es así, que considero muy importante transcribir todo lo que pueda encontrar respecto a la aprobación del diario de Gabriela Bossis. Para ello, me valdré de la valiosísima información contenida al respecto en la edición francesa de 1957 (a los pocos años de la muerte de Gabriela), donde los comentarios de destacados teólogos y obispos no dejan lugar a dudas sobre la autenticidad de los hechos.
Además, dichos documentos suponen un valioso testimonio del impacto que causó la aparición de este diario, no solo por su contenido, sino por la pintoresca vida de su coautora.
UN HERMOSO VIAJE DE CASI 15 AÑOS
15 años suponen una buena fracción de una vida, por muy larga que esta sea. En el caso de Gabriela, de hecho, supone un tramo muy importante, desde la plenitud de talento y salud de la mediana edad, hasta la dificultad y fatiga de los últimos años.
En mi caso y en el de los lectores que quieran acompañarme, la edición del diario en este blog supondrá también un buen "trozo de vida", pero considero que una lectura así, sosegada y meditada con el mismo compás temporal del diario, supone una excelente forma de acompañar a Gabriela por sus andanzas por el mundo, y al mismo tiempo, una oportunidad única de dejarnos acompañar por ella (¡y por Él, claro!). Esto no quita que alguien quiera, lógicamente, adelantar días, haciendo la lectura completa del diario: pero aun así, siempre serán interesantes una o varias "relecturas" de la mano de este blog. Además, enriqueceremos las entradas con algunas imágenes de Gabriela o de los lugares descritos en el diario.
Hasta cumplir esos casi 15 años, espero que disfrutéis del fascinante viaje que estamos a punto de comenzar. Bienvenidos, y gracias por acompañarme.
PREFACIO DE DANEIL ROPS
© foto tomada de infocatolica
Como anticipo de lo que encontraréis en este apasionante viaje, os dejo a continuación el precioso prefacio del famoso novelista e historiador Daniel Rops. Toda una bella síntesis de la vida y obra de Gabriela.
Es una historia hermosa y sorprendente (historia de un alma también ella), la que nos cuentan los dos pequeños libros titulados ÉL Y YO. El primero apareció hace dos años y adquirió luego un círculo de lectores fervorosos. El segundo va a ser publicado, y no es menos rico ni menos conmovedor. Y ahora que el hecho de su muerte dispensa a la autora del secreto que su discreción le imponía cuando estaba viva, tenemos derecho a decir quién era el escritor anónimo (no decimos que "el autor", pronto veremos por qué), que había escrito esas páginas fulgurantes de amor sublime, esos pensamientos a menudo tan llenos de una verdad sobrenatural.
Se llamaba Gabriela Bossis. Hacia el final de su existencia sobre la tierra, era una señorita de provincia de edad avanzada (había nacido en 1874), pero que, según el testimonio de cuantos la conocieron, había sabido conservar extraordinaria juventud de espíritu y comportamiento.
De ordinario vivía en Nantes o en algún otro pequeño poblado a orillas del Loira. De ordinario, decimos, porque su vida había sido un poco trashumante por la más inesperada de las razones. Educada en un medio burgués (pues su padre había tenido, como en los buenos tiempos, la profesión de "propietario"), Gabriela Bossis, la última en una familia de cuatro hijos, había sido durante mucho tiempo una jovencita tímida, silenciosa y retraída, que prefería estar meditativa en un lugar solitario más bien que jugar con sus compañeros de edad. ¿Acaso comenzaba ella, ya desde entonces, a tener una experiencia extraordinaria que debía consumar su vida? En todo caso, fue necesario que tuviera una muy buena razón para rechazar todas las propuestas de matrimonio; y nada nos prohíbe pensar que dicha razón haya sido de un orden muy íntimo. Se dice también que poseía dones especiales para esas artes ornamentales a que se dedicaban nuestras abuelas: el bordado, la pintura, la iluminación, la música; e incluso (lo cual era más difícil) la escultura. Nada de esto rebasa las capacidades de muchas jóvenes de buena sociedad de los principios de este siglo, en los medios tradicionales de nuestras provincias francesas.
Por casualidad descubrió Gabriela que poseía también otra capacidad poco frecuente: la de autor teatral. Escribió para un patronato de Anjou una de esas piezas que reúnen el buen gusto con la perfecta moralidad y que con frecuencia provocan sonrisas, pero que son mucho más difíciles de componer que de criticar. Como el experimento tuvo éxito, Gabriela compuso otras obras, muchas otras, y todas ellas merecieron la calurosa acogida y amistad de públicos crecientes. Y tanto fue así, que su notoriedad rebasó los límites de la provincia. Saliendo de Nantes y sus alrededores, Gabriela fue a montar personalmente sus obras en varias ciudades de Francia, y, más tarde, del extranjero, en Bélgica, Italia, Marruecos, aún en Canadá, y ¡hasta en Palestina! La gentil autora de obras para patronatos se convirtió en una gran viajera.
Y fue en estas condiciones como siguió ella hasta el fin su experiencia interior. Viene a la mente una célebre frase de Berqson, cuando dijo que “los grandes místicos han sido por lo general hombres y mujeres de acción, dotados de un buen sentido superior.” Este decir se aplica perfectamente a Gabriela Bossis, porque, al mismo tiempo que representaba sainetes desde Kairouan hasta las Montañas Roca , vivia ella una vida espiritual extraordinariamente intensa. Como los más grandes místicos, habría ella podido repetir la palabra de San Pablo: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mí: "
¿Habré de confesarlo? El hecho es que me conmueve profundamente el admirable equilibrio entre una faceta que mira sonriente al público, consagrada a distraerlo honestamente, y otra faceta íntimamente consagrada a la contemplación. Ciertamente admiramos cual conviene, al místico que se encierra en su celda y metido en su cogulla, persevera en una experiencia ardua como ninguna otra; pero en fin, los religiosos y las religiosas para seguir a Dios apartan de su camino todos los obstáculos, por desgracia innumerables, que el mundo nos ofrece. Pero un hombre o una mujer al mismo tiempo humanamente cerca de nosotros y en condiciones semejantes a las nuestras, que llegue a elevarse basta la cima inaccesible en que Dios se revela a sus elegidos, es algo todavía mucho más admirable.
Gabriela Bossis fue sin duda alguna una verdadera mística; y los dos tomitos de EL Y YO nos relatan, casi como una copia estenográfica, lo que ella recibió en el curso de una relación cara a cara con Jesucristo. Tales diarios íntimos no son raros. En nuestra época han aparecido varios de ellos, entre los cuales los hay muy extraordinarios, como el de Lucía Cristina, el de sor Josefa Menéndez, el de Isabel Leseur (tan patético en su simplicidad); esas páginas que fueron reunidas bajo el título de "Cum Clamore Valido"; y la famosa autobiografía de la amable Teresita del Niño Jesús de Lisieux, corona como una diadema todo este conjunto.
Ninguna de estas obras puede dejar indiferente a un cristiano. Porque el diálogo de un alma con Dios es al mismo tiempo único y ejemplar; para cada uno de los favorecidos con esos dones es algo exclusivo que se dirige a lo más íntimo del ser; pero todos los que leen lo por ellos escrito pueden oír en su propia alma el eco de las divinas palabras.
Los textos de Gabriela Bossis se nos presentan como palabras de Jesús mismo escuchadas por la mística y puestas en seguida por escrito. ¿En qué medida podemos admitir que Cristo mismo haya hablado a esta persona de nuestro tiempo y que sus palabras contengan la verdad? Con frecuencia les sucede a los beneficiarios de esta clase de favores verse acometidos por la duda, y ellos se preguntan una y otra vez si no han sido juguetes del orgullo o de la propia imaginación. A esta pregunta que se hacía Gabriela, respondía la Voz Interior con admirable sabiduría: "¿Dudas de que sea Yo? Pues haz como si lo fuera." (25 de agosto de 1937). Y en otra ocasión: "Y aun cuando estas palabras salieran de tu propia naturaleza, ¿no soy Yo Quien creó esa naturaleza? ¿No tienes tú que referirlo todo a Mí?" (26 de agosto de 1940). Esta éra, a no dudarlo, la mejor de todas las respuestas.
Y es esto lo que crea una excelente impresión en el lector de estos textos y que se pregunta sobre el valor de esta experiencia. De Gabriela Bossis no se dijo nunca que haya tenido visiones, éxtasis, manifestaciones sorprendentes; no fue ni vidente ni estigmatizada. En apariencia nada la distinguía de cualquiera otra mujer ordinaria; era una amable señorita de avanzada edad que amaba la juventud, bailaba y representaba en el teatro, y que le sonreía a todo el mundo; y sin embargo, oía en su interior palabras que suenan con el sonido de la más altaverdad sobrenatural. Un auténtico eco de Cristo.
Porque esa es la impresión que se tiene cuando se lee EL Y YO; como decían los primeros cristianos, en esa obrita se respira “el buen olor de Cristo”. Nada forzado ni excesivo; nada que violenta la naturaleza humana ni que la quiera llevar más allá de sus fuerzas. Cierto que hay allí un llamamiento repetido y fervoroso a la disciplina interior, a la ascesis, al esfuerzo por dominar el propio yo; pero permanece profundamente humano. En el segundo tomo, sobre todo, el alma mística, franqueados ya los primeros obstáculos para acercarse a Dios, da un sonido de plenitud simple y gozosa y de serenidad en el amor que en varios pasajes lo emparienta con las obras maestras de la literatura espiritual. El abate Bremond lo habría disfrutado enormemente. El que Cristo en persona haya hablado a esta alma, no lo puede asegurar por su propia autoridad ningún simple lector; una cosa es, sin embargo, segura: que esta alma vivió en Dios y que refleja sobre nosotros un poco de su Luz.
Octubre de 1950.