Hace unos meses surgió una opción de haber viajado por Francia, pero finalmente hubo que descartarla. Desde entonces, estando ya plenamente sumergido en la publicación del blog dedicado a Gabriela Bossis, no dejó de rondarme por la cabeza la posibilidad de hacer una peregrinación a Lourdes y, "de paso", acercarme al valle del Loira para conocer los lugares en los que residió Gabriela.
Investigando sobre esta posibilidad, descubrí un blog escrito por un norteamericano donde, en uno de sus capítulos, hablaba sobre el diario de "El y yo"y su co-autora. En esta entrada dedicada a nuestra mística y actriz, además de unas reseñas biográficas sobre ella, se hablaba un poco del entorno geográfico donde vivió, y al parecer meses después de haberse publicado esta información, un lector del blog escribió al redactor para relatarle una hermosa peregrinación hecha por él y un sacerdote amigo hasta Le Fresne; allí tuvieron la oportunidad de visitar la casa y la tumba de Gabriela de una forma absolutamente providencial (ver aquí). Esto es lo que me hizo decidirme a hacer un viaje parecido, y a finales de marzo todo pudo encajarse para poder realizarlo.
De esta forma, gracias a la ayuda de nuestros familiares más allegados, mi mujer y yo pudimos organizar unos días de escapada encomendándoles a ellos el cuidado de nuestros hijos, y el pasado 6 de mayo pudimos tomar el coche en dirección a Francia.
Tras un fugaz pero precioso paso por Lourdes, Nevers, y París, hoy por fin, después de más de dos mil kilómetros, hemos aparecido por Le Fresne sur Loire, ese destino tantas veces soñado. La llegada ha sido ya anocheciendo, entrando por Ingrandes, donde hemos podido hospedarnos en el pequeño hotel Le Lion D'or, y una vez dejado el equipaje y repuestas las fuerzas con una buena cena, nos hemos dispuesto a echar un vistazo por los alrededores. Ya tenía una idea del entorno pues más de una vez he hecho un tour "virtual" de la mano de Google Maps, pero ahora por fin la emoción es máxima, sobre todo, por no tener ni idea de lo que nos vamos a encontrar.
(c) manolo dj. Fachada de la casa de Gabriela Bossis tal y como la hemos encontrado a la llegada. En la calle todo estaba en silencio y no había ni un solo viandante.
En este sentido, animado por la posibilidad de visitar la casa de Gabriela, he intentado contactar en varias ocasiones con alguien del pueblo que tuviese alguna relación con este asunto. Así, lo intenté con la parroquia de Le Fresne, la de Ingrandes, el Ayuntamiento, un par de sacerdotes franceses afines a la causa de Gabriela, y la web oficial de Gabriela Bossis. Fue una odisea conseguir esos correos electrónicos (pues no hablo francés y descarté las llamadas telefónicas), y con ayuda del traductor de Google, pude enviarles una carta presentándome y solicitando ayuda para contactar con alguien en Le Fresne; según se decía en el blog referido, en aquella peregrinación del sacerdote americano y su amigo, encontraron a alguien al cuidado de la casa de Gabriela que pudo atenderles y enseñársela, así como su tumba, en el cementerio del pueblo. De esto hacía sin embargo más de 20 años, y no sé si hoy las cosas seguirán así o qué nos encontraremos.
El caso es que a los correos no ha respondido nadie, excepto una señora francesa de la asociación Gabriela Bossis que no sabe nada sobre la casa de nuestra querida escritora y no ha podido darme ningún tipo de información más. Vamos por lo tanto a la aventura, pero de entrada, esta noche, justo después de cenar, hemos podido acercarnos a la casa (ya la tenía localizada gracias a una foto en el blog del americano y al Street View), y he podido encontrarme con la grata sorpresa de que está habitada. Ya era ciertamente muy tarde y en estas zonas la gente cena y se acuesta antes que en España, por lo que no me he atrevido a llamar, pero había luz en el interior y se escuchaban algunos ruidos.
(c) manolo dj. La casa de Gabriela, en el n•10 de la Rue Principale de Le Fresne.
(c) manolo dj. Jardín privado de la casa, situado en frente de la vivienda, al cruzar la calle. Desde la puertecita blanca se divisa la terraza que da al río Loira y desde la cual Gabriela dirigía sus palabras a Dios y donde escribió muchas notas de su diario.
Mañana Dios dirá, lo que podamos encontrar será por pura Providencia, pues curiosamente ninguna de las pesquisas realizadas ha dado fruto. Ojalá todo vaya bien, pues no tenemos posibilidad de prolongar más el viaje. Espero que cuando vayamos a la casa haya alguien y nos atienda. Lo que salga o no tendrá que ser en las próximas 12 horas. Ya os contaré. ¡Chao!
ACTUALIZACIÓN (15/3/19): Ya está publicada la segunda parte del viaje, ver aquí.