Con la llegada del buen tiempo Gabriela se anima a llevar sus representaciones teatrales por parroquias de buena parte de Europa, suponemos que en coordinación con su director espiritual en Nantes, el padre Olive. Todo lo que sabemos es lo poco que se desprende del diario, centrado en transmitir las palabras de Jesús en su quehacer cotidiano y no tanto en narrar las circunstancias accesorias.
Como ya hemos visto, desde mitad de febrero comienza a desplazarse y a actuar en distintas zonas de Francia, y en el mes de marzo atraviesa Italia (no sabemos si en este país representó alguna obra o sólo estaba de paso), para desembocar en abril en el norte de África. En esta zona, de muy extendida habla francesa, sí llevó a cabo varias actuaciones, para acabar regresando a Francia a final del mes.
Al ser Gabriela una señora educada en la alta sociedad, es probable que hablase algún otro idioma además del natal, pero aun así, todo parece indicar que sus desplazamientos para mostrar sus obras de teatro se dieron más bien en zonas de habla francesa.
Del itinerario recorrido es fácil hacer una reconstrucciòn con los apuntes del diario, aunque al hacerlo encontraremos algunas incongruencias con las fechas, por lo que puede ser que algún punto del diario esté fechado de forma incorrecta. Como ocurrió el mes pasado, en este mes de abril también hemos ordenado los puntos del diario con la secuencia lógica de sus desplazamientos, por lo que puede que alguno esté cambiado de sitio respecto a la publicaciòn original. Con los apuntes del diario que no están fechados, como de costumbre, los hemos ubicado en el calendario de la forma más lógica teniendo en cuenta el orden de los puntos adyacentes y los lugares descritos.
Por último sólo destacar lo meritorio de los desplazamientos de esta mujer, ya que aunque tuviese recursos económicos, los viajes en aquella época eran toda una aventura. Para empezar, no había medios de comunicaciòn más que algunas terminales de teléfono o telégrafo en muy contados lugares, con lo que anticipar medios de transporte o asegurar su disponibilidad era poco menos que imposible. También sería un interrogante las opciones a barajar en caso de complicaciones o imprevistos graves, aunque para ello Gabriela se valía de la asistencia de la madre Iglesia en la persona de religiosos o sacerdotes de los distintos lugares por los que viajaba. Y por supuesto, siempre contaba con la ayuda de Él...
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