jueves, 15 de febrero de 2018

1937. Febrero (suponemos día 15).

*** DIARIO ***

Punto 48. "Tus deseos de amar son ya amor."
Punto 49. "Envuélveme en tu amor."


*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***

     Sobre el punto 48:
     Pureza de intención. 
     De pequeño pregunté a un profesor sobre si una persona que tuviese voluntad de pecar de una determinada manera ya cometería pecado por el simple hecho de desear cometer ese mal, aunque posteriormente no llevase a cabo dicha acción. Su respuesta fue que no, pues obviamente no perpetró la acción deseada y que constituiría pecado. No añadió nada más, incluso recuerdo que tomó con cierta sorna mi pregunta pues le pareció un tanto ridícula; pero creo que, si hay algún motivo por el que yo no haya olvidado esta conversación es precisamente porque mi profesor se equivocó en su respuesta, o al menos no acertó a explicarla convenientemente. Obvio es que la acción planificada no se cometió, pero indudablemente el desear y planificar dicha acción ya era de por sí constitutiva de falta.
     Pues bien, con un símil parecido diremos que, para Dios, nuestro deseo de un bien determinado ya es en sí un motivo de tremenda alegría, y la recompensa con la que seremos premiados por Él al intentar realizar dicho bien es la misma que obtendríamos de haberse llevado a cabo, aun cuando quede en esa mera intención al haber surgido impedimentos ajenos a nuestra voluntad.
    Esta es la razón por la que Jesús le dice a Gabriela que sus deseos de amar ya son, en sí mismos, amor...

     Sobre el punto 49:
     A menudo imaginamos a Jesús despojado de sus vestiduras durante su Pasión. De hecho, la figura del "despojado" es muy frecuente en las procersiones de nuestra Semana Santa. Sin embargo, pocas veces lo imaginamos despojado "espiritualmente", y en todo caso, relacionamos esta desolación interior con la amarguras que padeció en el Huerto de los Olivos. Sin embargo... ¿no lo hemos visto abatido en alguna otra ocasión en el Evangelio, como cuando murió su amigo Lázaro, o cuando con tristeza reprendía a sus discípulos por tener el corazón embotado?
     Como hombre que es, Jesús también padeció los cambios de humor, los altibajos de psique que acompañan a la vida de todo hombre (aunque, claro está, alejado de todas aquellos déficits emocionales derivados de nuestra condición de pecadores). No nos extrañará entonces que la ofensa directamente recibida por parte de la humanidad en sus continuos devaneos con el pecado supongan un intenso dolor a su Sagrado Corazón.
     Tampoco nos pilla por sorpresa el terrible abatimiento que debe experimentar Nuestro Señor ante la condenación de las almas, pues la pérdida irremediable de aquellos que lo han rechazado supone ruína total del proyecto de amor para el que cada alma ha sido creada. 
     Y ahondando aún más en el "día a día", tampoco nos debe extrañar la desazón que debe sentir Jesús ante tanta frialdad e indiferencia como recibe de parte de muchos hombres. Así, Nuestro Señor busca el refugio de sus fieles, sus elegidos, aquellos que han optado por estrechar su intimidad con Él en una "vida a dos"; de ahí la tierna petición de Jesús a Gabriela, como mendigando su amor... ("envuélveme en tu amor").

Imagen tomada de Pixabay

PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 16 de marzo de 2018.




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