*** DIARIO ***
Punto 1281. 3 de diciembre de 1942. Fresne. Yo saludaba a Jesús en la hostia. "Yo era ya Hostia desde el Huerto de los Olivos. Dime: ‘Mi pobre Amor, estoy cerca de Ti’, y Yo te tomaré en mi corazón, nos ofreceremos a Dios Padre."
Yo: "Amor, estoy cerca de Ti." Él: "Y Yo te tomaré en Mi Corazón, nos ofreceremos los dos al Padre…”
“Yo tengo mucha necesidad de vosotros en el Huerto de los Olivos, en donde estuve tan solo y tan desamparado. Hija Mía, ruega en Mi Corazón por los pecadores, sabiendo que salvarás a algunos, debido a la infinidad de Mis Méritos. Y te sentirás feliz de haberme ayudado. Para dos esposos el trabajar en compañía es siempre una nueva ocasión de declararse su amor. A veces la esposa no hace sino contemplar a su esposo que trabaja; pero él encuentra tanto placer en la atención amorosa de su esposa, que fácilmente le atribuye la mitad de lo que trabajó. Un esposo de la Tierra, ¿sabe amar como Yo? ¿Quién puede amar sin haber sufrido? ¿Y quién ha sufrido como Yo? Hija: que ninguno de tus sufrimientos se nos vaya de las manos."
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Todos los místicos a los que he podido leer (Santa Faustina Kowaslka o Santa Teresa de Jesús, por ejemplo), en alguna ocasión refieren aquel momento tan importante de Getsemaní, donde de alguna manera comenzó la redención del hombre. Fue allí donde Cristo tomó sobre sí los pecados de toda la humanidad, convirtiéndose así en el Cordero De Dios, pues en pocas horas comenzaría la Pasión mediante la cual nos alcanzó la Salvación. Para ello tuvo que “convertirse” en nuestro pecado, contemplando horrorizado toda la fealdad y el dolor que se desprende de cada acción contraria a la Voluntad de Dios, desde el primer pecado de nuestros primeros padres hasta el último que acontezca en la historia de la humanidad.
De alguna manera Jesús ha invitado a estos místicos, y a todos nosotros también, a acompañarle en tan amargo momento, pudiendo realmente llevarle consuelo en su hora más amarga. ¿Acabas de comprender esto? ¿Llegas a imaginar la grandiosa oportunidad que Dios te brinda, mediante la ofrenda de tus actos, de poder consolar al mismo Cristo en agonía…? Es un misterio muy bien explicado en una de las visiones de Santa Catalina Emmerich (ver aquí), y que, como no podía ser de otra manera, volvemos a encontrar en el diario de Gabriela…
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