El Antiguo Testamento se fue forjando a lo largo de milenios, desde los albores de una humanidad que quedó herida por la desobediencia y falta de confianza en Dios por parte de las primeras generaciones (el llamado pecado original). En una continua llamada por parte de Dios al hombre, ese acercamiento se fue dando en medio de unas condiciones difíciles donde la pedagogía de Dios tuvo que ser muy paciente con una humanidad realmente “embrutecida”. De ahí la imagen de un Dios sanguinario que a veces se puede extraer de una lectura sesgada en algunos de estos textos.
De hecho, la Iglesia recomienda la lectura del Antiguo Testamento con la ayuda de algún director espiritual, pues hay que saber relativizar las verdades contenidas en Él y ponerlas en contexto, así como extraer las conexiones con el Nuevo Testamento en el que Jesús nos da a conocer la verdadera Naturaleza del Padre.
*** DIARIO ***
Punto 777. 17 de octubre. Me pareció que mis mañanas consagradas al Padre se hacían más distantes. Él: "Pero, ¿es que no crees que el Padre y Yo somos una sola cosa?
En cuanto a los demás, su juicio sobre ti importa poco. Vive para Mí."
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Dios es familia. Desde antes de la eternidad el Padre engendra al Hijo, y la comunicación entre ambos es también Persona: el Espíritu Santo. Esta es la Verdad contenida en el Misterio de la Santísima Trinidad, algo que no podemos comprender pero sí intuir y admitir. Y si hay algo que Jesús nos ha enseñado con claridad, es que la Misericordia del Padre es la que preparó la salvación del hombre bajo el precio de la entrega de Su Hijo. Así es el Padre...
PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 18 de octubre de 2020.
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