En la hora de adoración, Jesús continúa explicándonos a través de Gabriela la intimidad de Dios…
*** DIARIO ***
Punto 1020. 6 de noviembre. Hora Santa. "Presenta Mis Palabras con todo cuidado; para que lo que sale de Mi Corazón sea una luz gozosa y accesible. Mi Deseo de darme es inmenso. No te imaginas el esfuerzo que Me cuesta no dar, negarme a dar; por eso Me consuelan tanto vuestras peticiones.
Mi Corazón es una Hoguera que sufre de tener que reducir su Llama devoradora. ¡Activadla! La conquista del mundo entero no es demasiado grande para lo que son Mis Fuegos. Pedid, pues, sin temor a excederos. Conoced Mis Ardores. Sentid el calor de Mi Celo por vosotros. Y, ¿quién puede ayudarme en esta empresa sino vosotros, Mis íntimos? Estamos como en un escondido cenáculo donde vuestros méritos, unidos a los Míos ante el Padre, pueden ir a buscar a este pueblo o a este otro; a tal nación o a tal otra, antes de la consumación de los tiempos. Es como un alto que el Cordero pone en el camino de los rigores de un Dios ofendido. No temamos ofrecernos como víctimas: ¡qué espectáculo para los ángeles del Cielo! Y ¡qué gozo para Mí, si encuentro otros 'Yoes' en esta Tierra en donde tanto tuve que sufrir!
Multiplica los sacrificios. Dos o tres por día. No es mucho en sí, pero en unión con Mis Méritos, adivina la fortuna. Orar es ya en sí un sacrificio. Sube al Cielo como el humo de los holocaustos antiguos. Puedes orar trabajando y descansar de la oración cantando palabras dirigidas a Mí. Y luego puedes simplemente, mirarme en silencio. Esos silencios cargados de afecto, que valen mucho más que muchos rosarios recitados con distracción.
La oración es un acercamiento a tu Dios y Salvador, que siempre te está esperando; Él no podría concederte, si no te Le acercas, todas esas Gracias que pesan en Sus Brazos cargados. ¡Y qué hermoso día, Mi Gabriela, cuando lo pasas todo entero a Mi Sombra! ¡No Me dejes nunca! Comprende que Yo Soy como un friolento que espera, sin decir nada, la compasión de los transeúntes y su limosna bondadosa. Y no es tanto esa limosna la que Me encantará, sino el gesto del corazón. Trata de comprender Mi Agonía ante las indiferencias, los odios de que Soy objeto, hasta el fin del mundo. Mis Sudores helados, Mis Sudores ardientes, Mi Sudor de Sangre. Yo he temblado, como el pobre friolento que aguarda sin decir nada la compasión de los que pasan. El transeúnte eres tú. Porque pasas en la vida. Cúbreme pues con tu amor. Lo quiero todo. Quiero llenar tu momento presente. Quiero ser tu propio ser, tu respiración, el latir de tu corazón, hasta el último golpe. Y aun cuando después de ese último latido tu alma no hubiera ya dejado el cuerpo, quiero que su último pensamiento sea para Mí.
Comprende las exigencias del Amor. Yo puedo pedir todo eso, pues todo Lo pagué en la Cruz.”
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Comprendamos que Dios es así; y no le digamos cómo tiene que hacer las cosas…
Imagen tomada de Pixabay.
PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 9 de noviembre de 2021.
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