Gabriela debía estar meditando el primer misterio doloroso, cuando Jesús experimentó en plenitud la naturaleza humana en el jardín de Getsemaní. Allí, el miedo y el dolor lo sumieron en la más espeluznante agonía…
*** DIARIO ***
Punto 1051. 2 de enero de 1941. Yo Lo miraba llorar en el huerto de los Olivos y Le pedía que dejara caer Sus Lágrimas en mi Él: "Sí. Yo veía en aquellos instantes todos los consuelos que Mis almas amigas iban a darme durante el curso del tiempo. Veía su gran deseo de sufrir en Mi lugar y Yo dirigía hacia ellas los Méritos de aquella horrible Agonía. Porque Mi Mirada abarcaba desde el primer hombre hasta el último. ¡Qué peso, hija, para un Expiador! ¡Qué cortejo de crímenes, de corruptores, de ingratos, que han rechazado Mi Amor! Porque a vosotros os es natural amar a alguno que os ha sacado de un gran peligro; pero a Mí, que os he librado del Infierno, ¿por qué no se Me ama? Al que ama todo se le perdona…
Y otra vez te lo digo: es preciso creer en el Amor de Cristo; de otro modo Se Le causa pena, como os apenaríais vosotros si un amigo os dijera que todo vuestro afecto es falso. Os sentiríais heridos y os mantendríais en reserva. De manera semejante, vuestras faltas de Fe en el Amor detienen Mis Dones. Yo Me espero por el temor de aumentar vuestra ingratitud; pero entonces, si Me llamáis, ahí estoy Yo inmediatamente dispuesto a levantaros.
Acuérdate: cuando eras pequeña y querías buscarme, te escondías en el cuarto oscuro, detrás de la cocina de tu abuela; allí, en un rincón, había una gruesa colchoneta enrollada verticalmente. Tú entrabas en ella, y cuando alguien preguntaba ‘¿dónde está Gabriela?’, tú pensabas: 'estoy con Dios'.
Y recordarás también que en las tardes de verano en Le Fresne te ibas tú sola a la terraza para buscarme entre el Loira y las estrellas. Y decías: ‘Voy a pensar’. Y a Quien buscabas era a Mí. Y Yo Me dejaba coger, pero tú no lo sabías aún... ¡Cuánto te he amado, hija!"
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Sin dejar de llevar una vida absolutamente normal, cada uno de nosotros estamos llamados a progresar en las verdades de fe. No recuerdo en qué momento de ese itinerario tomé conciencia de la amargura de Jesús en el Huerto; tal vez fue en un congreso científico sobre la Sábana Santa, cuando además de rebatir la teoría del carbono 14, desde el punto de vista médico explicaron el fenómeno “hematidrosis”, el cual explicaba el sudor de sangre como consecuencia de un sufrimiento moral extremo.
La lectura posterior de la Pasión de Cristo según las visiones de Santa Ana Catalina Emmerich corroboró la idea de que Jesús asumió en ese momento el cargar con las culpas derivadas de todos y cada uno de los pecados individuales de toda la humanidad, tal y como expliqué en un escrito posterior (ver aquí).
Y sin duda, encontrar las palabras de hoy en el diario de Gabriela fue como volver a corroborar esta idea sobre el consuelo a Jesús en tan hondo pesar. Por eso no puede resistirme a conocer en persona el entorno donde nuestra escritora recibió estas palabras de Cristo, en la vecina Francia, a orillas del Loira… (ver aquí).
(c) foto Manolo.dj
PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 6 de enero de 2021.
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