*** DIARIO ***
Punto 1275. 22 de octubre. En la iglesia de Ingrandes. "Señor, estoy asustada." Él: "¿Cómodo puede alguien asustarse ante su Padre y su Esposo? ¿No hay acaso entre nosotros perfecta correspondencia? Te conozco toda entera, ¿cómo puedes sentirte intimidada? Déjame obrar en ti y con el corazón lleno de amor, dime: 'Mi Dios, tómalo todo'. Así estará bien, pues el que todo sea Mío es lo normal y más tarde lo verás.
Yo lo pido todo porque lo merezco todo. Vuestra desgracia estaria en guardaros algo para vosotros, tanto en lo material cuanto en lo espiritual. Todo procede de Mí. Piénsalo, hija Mía. Devuélveme lo que Yo te he dado, añadiendo la gracia de tu sonrisa interior.
Esta misma mañana viste cómo un sacrificio que se hace con alegría no es ya un sacrificio. Lo que realmente cuesta es lo que no se quiere dar. Lo que se rehusa, se lleva arrastrando. Toma pues tu cruz sobre tus hombros y ¡en marcha! Cerca de Mí, siempre cerca de Mí.
Cada pensamiento que Me busca es como una mirada directa en Mis Ojos. Pon en ello un cariño confiado, pues también Yo tengo confianza en ti que, sin embargo, eres bien poca cosa. Bien puedes tú, entonces, tener confianza en Mí, que Soy el Infinito, el Todopoderoso. Piensa que Yo puedo dártelo todo, pero Me gusta que Me lo pidáis, Me gusta sentir los latidos de vuestro corazón, porque vosotros, todos, sois Mis pequeñitos muy amados."
Entonces pensé en mis amistades que he tenido en la Tierra, tan cortas todas ellas. Me dijo: "Yo Soy para siempre. Vosotros Me abandonáis, pero Yo no os abandono. Os aguardo en las encrucijadas, como a los discípulos de Emaús. Y con frecuencia, Me quedo solo, porque aquellos a los que Yo aguardaba tomaron otro camino. Pero Mi Mirada no Se quita de ellos, esperando que al menos en el momento de la muerte Me tiendan humildemente los brazos. Cuál no será entonces su dicha y su paz si se duermen sobre Mi Corazón. A veces su mala vida es completamente borrada, pues Me costaron Mi Sangre. Ruega por esas conversiones, ¡Me darás tanto gusto!”
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Cada uno recibe de Dios una luz especial en función de la vocación que tiene. La intercesión en favor de los hermanos es para todos, pero ciertamente vemos con mucha frecuencia que Jesús le pide a Gabriela la ofrenda de su quehacer cotidiano pidiendo conversiones fervorosas. Y fijaos cuánta esperanza cabe albergar al escuchar palabras como las que hoy le dice. ¿No es tremendo eso de que toda una vida puede ser reparada en el último momento cuando el pecador acoge con confianza la Misericordia de Dios? Pero las almas son libres, y cuando alguien ha pasado toda su vida negando a Cristo, la inercia ejerce su fuerza y es difícil que el orgullo no acabe imponiéndose a la humildad que precede al arrepentimiento. Sigamos orando, perseverando en la intercesión, para facilitar a Dios que derrame mucha Luz sobre esos corazones endurecidos, como hizo santa Mónica en favor de su hijo Agustín. Y confiemos… entonces, con Él y mediante Él, seremos infalibles…
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