*** DIARIO ***
Punto 1360. 9 de marzo, Iglesia de Fresne. "Que nada te inquiete nunca, fuera del temor de ofenderme. Todo está en Mi Mano, pues Yo Soy el Todopoderoso. No pienses que hay algo indebido en que tu atención se dirija solamente a Mí y a lo que se refiere a Mí. Gobierna tu imaginación, para que no se salga de Mis Caminos. Que tus facultades te obedezcan; céntralo todo en Mí. Toma de Mí aquella fuerza que Me hizo resistir al hambre en el desierto.
No te permitas salidas de independencia; dime seguido que quieres seguir siendo siempre Mi pequeña servidora., y Yo te responderé que ya no eres Mi servidora, sino Mi amiga. Así te acercarás más a Mí por un simple esfuerzo de tu intención, en pureza y amor. Te amo y te quiero cerca. A ti te toca enderezar con fidelidad tus senderos hacia Mí.
Verás que es cosa sencilla y tu alma se sentirá muy gozosa; y como una planta que no vive sino del sol, buscarás siempre Mi Rostro. ¡Hermoso dúo, que es una pura armonía!
Mi Padre escucha; que Le sean dados todos los agradecimientos. Querida hija, es mucho lo que puedes aún hacer por Su gloria en el tiempo que te queda por vivir antes de llegar a la Eternidad. Ofrécete al Padre como un instrumento dócil y manifiéstale tu deseo de que se haga en ti su santa Voluntad; háblale de tu impaciencia por el advenimiento de Su Reino, con toda la suavidad que hay siempre en los deseos de los niños... Sé siempre completamente sincera; establece tu pensamiento en 'Su Pensamiento'. ¿Qué podría asaltarte si vives en la amistad del Padre? ¡Oh, la serenidad inmutable del Amor de Dios!"
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Qué punto tan delicado este de hoy. Cristo hoy le habla a Gabriela (y a nosotros), de esa lucha entre nuestra supuesta libertad, y la respuesta a Dios que busca que nos pleguemos a Su Voluntad. La clave está en dos puntos que siempre debemos tener presentes: el respeto de Dios a nuestra libre albedrío, y el mismo concepto de libertad, casi siempre mal interpretado.
Por supuesto, Dios no exige nuestro amor a Él, aunque nos lo pide, pero podemos acoger Su llamada o rechazarla. En esto, a nivel de la más mínima decisión en cualquier asunto de nuestra vida, Dios se muestra completamente respetuoso, aunque Él bien sabe que nuestro rechazo es solo fuente de males para nosotros mismos. Por otro lado, responderle favorablemente no nos quita libertad, simplemente se facilita enormemente que no erremos el camino y, dentro de la singular organización libre de nuestras vidas, podemos seguir en Su amistad como protegidos por Él (esa serenidad y paz interiores que ayudan a sobreponernos, aunque el mal y el sufrimiento aparezcan en nuestra vida).
Y aquí viene el concepto real de libertad: nuestra capacidad para escoger el bien, es decir, no se trata de hacer lo que nos venga en gana (pues esa “gana” suele tiranizar nuestras decisiones y esclavizar nuestra capacidad para elegir), sino tener la fuerza suficiente para escoger aquello que nos conviene, aunque no sea apetecible. Acoger la Voluntad de Dios siempre es nuestra mejor opción.
Imagen tomada de Pixabay.
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