Aunque no siempre identifica los lugares de estancia, suponemos que en esta época del año Gabriela pasa la mayor parte de los días en Nantes. Desde allí frecuentemente parte hacia distintos lugares por motivos personales o para llevar a cabo alguna representación teatral.
Todos los días son singulares, únicos, en cada uno de ellos podemos recibir gracias especiales, y a menudo en estos días ordinarios se producen dulces diálogos entre Él y ella, tal y como sigue...
*** DIARIO ***
Punto 380. 4 de febrero de 1938. Yo me había sentido contristada por una falta de amistad. Me dijo: "He permitido esto para que comprendas lo que es el amor despreciado."
Y luego, por la tarde: "Confiésame tus faltas del día en el secreto de nuestros dos corazones; Yo te las perdonaré."
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Dios nunca provoca un mal. No puede hacerlo. Es contrario a Su Naturaleza. Sin embargo, sí puede permitir que éste tenga lugar, que por uno u otro motivo no querido por Él finalmente nos alcance. Su papel diríase en este caso que es “pasivo”, como un mero espectador del hecho, pero esto no es así. Su Divina Providencia se anticipa y busca la manera de sacar bien de ese mal; y esto, aun cuando no sepamos o no podamos comprobarlo más que en algunos casos muy claros, SIEMPRE es así. Como en este momento, en el que “utiliza” el mal que alguien ha empleado hacia Gabriela para que, de esta manera, ella repare en lo que significa el amor despreciado, para que de alguna manera se identifique con los desprecios sufridos por Cristo.
Y luego, palabras que “encajan” muy bien: confesar, secreto, corazones, perdón... Así es Su Misericordia.
Imagen tomada de Pixabay-
PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 5 DE FEBRERO DE 2019
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