*** DIARIO ***
Punto 1326. 16 de junio. Un jueves, en el campo. "Gracias, mi Señor, por haber inventado para nosotros el sacramento de la Eucaristía un jueves, hace muchos años”. Él: "Pequeña hija de la Santísima Trinidad, Mi Delicadeza infinita preparaba desde largo tiempo atrás en Mi Corazón este Don para la Humanidad, regalo digno de un Dios. ¿Qué podía Yo dar más íntimo, más rico y más precioso, como no fuera Yo mismo?
Cuando tú te des a los otros, ten en el pensamiento a tu gran Amigo y pon, en tu relación con los otros, la más fina delicadeza. Tente tú misma por nada, inventa alguna manera nueva de dar gusto sin retorno sobre ti misma. Esto es más fácil cuando se Me mira a Mí en el prójimo. Aun cuando él no se parezca a Mí, sin embargo, él Soy Yo. Porque todos son creaturas Mías y son salvos por Mí, si quieren.
Considera en el Evangelio todas Mis Delicadezas de palabra y de acción con Mis amigos y con Mis pecadores, cuando dije: 'Tampoco Yo te condenaré'; '¿Por qué molestáis a esta mujer?'; 'Si tú supieras el Don de Dios'; 'Pedro, he rogado por ti'; 'Si Yo no Me voy, el Consolador no vendrá a vosotros'; 'Amigo, ¿para qué has venido?'; 'Padre, perdónales'; 'Hoy estarás conmigo en el Paraíso.'… Ya lo ves, en Mis Palabras no había sino Bondad y Amor. ¡Amor! Pídeme por tu prójimo y cuando lo hayas conseguido, verás la diferencia; qué simplicidad, qué riqueza y que irradiación por tu medio. Pídeme el Amor, Soy Yo Quien Lo posee, y Lo doy a quien Yo quiero. Pero hay que pedirlo, hay que tomarlo de Mi Corazón. ¿Quieres?"
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
Si leyésemos de nuevo este punto seguramente nos empezaría a rondar gente por la cabeza. Esos “prójimos” que refiere siempre Cristo y que tenemos tan cerca. De entrada nos acordamos de los más queridos, pero a base de hacer memoria, si realmente hacemos nuestras estas palabras leídas, comenzaremos a pensar en aquellos otros que nos son en cierto modo indiferentes, incluso en otros que no nos caen bien, o nos caen directamente mal. O los que no conocemos ni son cercanos pero de los cuales hemos hecho juicio y no es precisamente bueno. La buena noticia, la novedad de Cristo, es que Dios no cierra el cerco a los que están en lo correcto ¿realmente cuántos de esos hay…?, sino que ofrece, para todos, Su Mirada, Su tiempo terrenal, Su Eternidad, Su Vida en un plano nuevo de existencia que llegará para todos. Entonces… ¿entendemos que aquellos que no están en el círculo de amigos y gente querida, también merecieron Su Sangre y Sus Lágrimas…?
En este juego de ver quién pasa al lado bueno estamos todos, todos, y sólo quedarán fuera quienes así lo decidan porque rechacen la Salvación con todas sus consecuencias. Sin embargo, mientras hay vida hay esperanza; mientras un hombre, aun siendo malo (que los hay), reciba el aliento de luz de cada amanecer, cabe la posibilidad de que cambie su rumbo, aunque para eso también hace falta nuestra paciencia, nuestra oración, nuestra ofrenda, incluso nuestro sacrificio. ¿O es que pensáis que esas monjitas en clausura no han conseguido que ninguna de esas almas alejadas cambien su vida en un momento dado?
El prójimo, siempre presente, siempre. Por que para Dios todos lo estamos, presentes ante Su Mirada, de la misma manera…