Con mi amigo Jesús Alcalá tengo la suerte de poder compartir muchos temas. Además de asuntos de empresa, nos unió hace años una campaña humanitaria (ver aquí), así que entre conversaciones de negocios, comentarios de geopolítica o intercambio de impresiones sobre motores y deportivos, se cuelan con frecuencia temas realmente trascendentes. Entre ellos surgió recientemente la situación delicada de Patxi, un amigo de Jesús que se enfrenta a un cáncer con mal pronóstico. Todo lo que él hace en estos momentos es acompañarlo, dedicarle tiempo y cariño (esto, señores, es hacer Evangelio); y a mí, que apenas lo conozco, me surgió la inquietud de poder hablarle sobre Dios, con quien Patxi no tiene relación.
Para quienes tenemos conciencia de la Presencia real de Cristo en cualquier sagrario de nuestros templos, nos resulta doloroso no poder compartir la seguridad de que Él nos acompaña cuando le hacemos sitio, y por supuesto nos espera en el paso a la otra vida, algo para lo que un cristiano debe estar preparado. Esta visión contrasta con la actitud social actual, donde la muerte es un tema del que apenas se habla para dar énfasis al disfrute del día a día; una búsqueda legítima del bienestar es algo que el cristiano también sabe hacer, pero sin perder de vista el horizonte del encuentro con Dios.
Y mira por dónde, pensando en todo esto y acordándome de Patxi, me encuentro hoy, en la lectura del diario de Gabriela, con este mismo asunto, pues en sus conversaciones el Señor la va instruyendo sobre ese momento definitivo. Adelante, lean, adelante…
*** DIARIO ***
Punto 1120. 3 de julio. "Deletrea, ya desde ahora, el alfabeto del Amor en el trance de la muerte. Tus últimas respiraciones serán tu 'Consumatum est'. Dímelas ya desde ahora. No dejes nada imprevisto para ese bello trance que es la muerte. La hora de la muerte es la hora de la cita; apresúrate, Mi bien amada, a ofrecerme ese pensamiento. ¿Comprendes que tienes que morir por anticipado? Como una alegría largamente soñada, que se acaricia con el pensamiento; una alegría que no se da sino una sola vez y que debe disfrutarse en su plenitud.
Desde hoy dime: 'Cuando mis párpados comiencen a cerrarse para las cosas del mundo, es Tu Mirada de Amor lo que buscarán mis ojos. Y cuando mis oídos se hayan cerrado, es Tu Voz amorosa lo que voy a querer escuchar. Señor, Tú tornarás los sufrimientos de mi cuerpo como expiación de mi vida y de la de los pecadores, para gloria de la Verdad. Y si mi agonía se prolonga, que se prolongue igualmente mi amor y que sea fiel en responder al Tuyo que me diste en la Cruz.'
Dime todas estas cosas con frecuencia, Mi pequeña, y no dejes nada a la casualidad. Entra feliz en la región de tus últimos momentos; como si buscando la mano de la muerte la hicieras tu compañera de camino para aprender mejor a hablar en su lenguaje, añadiéndole tus buenas maneras. Así lograrás una vida prudente y fervorosa y podrás recorrer con paso ligero lo que aún te resta. ¡Qué sonrisa, la de un alma que espera!
El Esposo también espera. Si tu impaciencia crece, ¡cuánto más la Suya! Él es tu Creador. 'I'u primera respiración la tuviste por Él. Ofrécele, pues, las últimas, par que Él las recoja. Esto Le dará honor, pues Él te permite que Lo honres. Dale gracias por este favor. ¿No sabes que tocar a Dios es un favor insigne? Es porque tú eres una pequeña imagen Suya, por lo que hay en ti esos reflejos que te hacen semejante a Él. Dad pues gracias a vuestro Creador. Amadlo por Su Delicadeza. Vosotros sois de Su Familia."
*** REFLEXIÓN Y COMENTARIO ***
¿Y qué mejor reflexión que estas palabras del Evangelio?
«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. Enla casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así; ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. » Tomás le dice: -«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: -«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.» (Jn 14, 1-6)
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PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL DIARIO: 10 de julio de 2022.